Durante todo diciembre, escuelas, jardines, universidades, sindicatos, municipios y organizaciones de todo el país comparten en sus espacios o en sus arbolitos de Navidad, molinillos de colores, símbolo de protección y escucha.
📍Cada molinito representa un lugar donde la infancia está protegida.
📸 Sumate subiendo tu foto o video con el hashtag #LasInfanciasMerecenVientoAFavor o etiquetanos en @somosaralma
La campaña busca contarle al público que los molinillos de colores son un símbolo de protección y escucha: cada uno representa un hogar, una escuela, una organización o una comunidad donde la infancia está protegida.
Se trata de una labor de promoción por los derechos de participación, escucha y protección integral de bebés, niños, niñas y adolescentes, con especial énfasis en la prevención de la violencia sexual, el maltrato, la violencia digital y el cuidado de la salud mental.
Durante las fiestas, los casos de violencia sexual infantil aumentan casi un 40%, según datos obtenidos de consultas psicológicas y denuncias realizadas después de estas fechas. Los agresores suelen aprovechar los momentos de confianza propios de estas celebraciones, utilizando su cercanía que la familia deposita en ellos como herramientas para perpetrar sus crímenes. La toma de conciencia se hace más urgente en estas fechas festivas donde las dinámicas familiares y el consumo de alcohol pueden exacerbar situaciones de riesgo.
Esta acción se vincula con la propuesta institucional de Aralma para declarar el 8 de agosto como el Día de la Voz de la Infancia a nivel internacional.
Nuestro Símbolo: el Molinillo y Lile
En una imagen, cientos de molinillos sembrados en la tierra como si fueran flores en movimiento. Esa escena, simple y poderosa, inspiró la elección de nuestro símbolo. El molinillo de viento ha atravesado generaciones. Está presente en infancias de distintos tiempos y lugares. No necesita pilas ni baterías: se mueve con lo más elemental, un soplo.
Así también sucede con muchos bebés, niñas, niños, adolescentes y sobrevivientes de violencias en la infancia. A veces basta una palabra, un gesto, una escucha para que algo se encienda. El molinillo representa esa potencia. Es símbolo de memoria, de juego, de esperanza, pero también de transformación.
Por eso, una vez más este fin de año, Aralma elige el molinillo como emblema. Porque cada giro que da es un acto de presencia, de verdad y de protección.