Fundación Huerta Niño

La Fundación Huerta Niño construye huertas de una hectárea en escuelas rurales de zonas carenciadas, con el objetivo de alimentar a los niños y enseñarles cómo producir su propia comida.

La huerta es el ámbito preferido de trabajo de los niños. A partir de ella aprenden a trabajar la tierra, a sembrar y a cosechar, a lo que se agregan operaciones matemáticas, dibujo, ciencias de la naturaleza y lengua.

Cada niño que sufra hambre merece una huerta en su escuela.

El principal objetivo de una huerta escolar es el aporte de verduras, hortalizas, huevos y carne de ave al comedor escolar. De esta manera, los niños pueden ir adoptando nuevos hábitos de alimentación y beneficiarse del complemento que significa la producción de la huerta. Todos los niños de la comunidad van a la escuela y tienen así una nueva oportunidad para crecer sanos. Sin embargo, el impacto que la presencia de la huerta produce en los niños, va más allá del plato de comida que reciben diariamente: una nueva alternativa de vida se les presenta.

Una huerta escolar se construye en un año y dura toda la vida.

Un resultado altamente positivo es la integración alcanzada por los participantes del proyecto de una huerta. La población rural, habitualmente aislada, ha demostrado que existe el deseo de modificar este aislamiento, uniéndose detrás de un objetivo común. Con la experiencia obtenida en seis años quedó demostrado que al quedar genuinamente las huertas en manos de la comunidad escolar, éstas se autosustentan: fabrican sus propias semillas, producen el "compost" requerido para enriquecer el suelo, tienen una planificación de siembra adecuada a cada estación y, una vez terminada la construcción, no requieren de más recursos de la Fundación. Desde el año 1999 y hasta el presente se han construido exitosamente diecinueve huertas, en las provincias de Santiago del Estero, Chaco y Tierra del Fuego, con la donación de fondos de fundaciones, empresas y particulares.