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Ducha de sol: el poder de tomar un baño para dignificar a una persona

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Adriana Cárdenas

Ana Giménez junto a su padre y madre

Bañarse con agua caliente es un privilegio, aunque debería ser un derecho. En una nación en donde el 40% de la población no tiene acceso a gas, entre otros servicios básicos, se necesitan más emprendedores como Ana Giménez, una joven estudiante de abogacía que decidió transformar su intención en acción.

Ana quería que como ella otras personas pudiesen tomar un baño, porque como dice, sentirse limpio puede ser algo muy simple, pero puede devolverle la dignidad a una persona. Fue con este pensamiento que empezó Ducha de sol, un proyecto familiar que brinda una solución, económica, ecológica y social ante la escasez o inexistencia de agua caliente en hogares de bajos recursos. A pesar de que su proyecto solo lleva seis meses funcionando, ya se ha ganado un premio de alto reconocimiento en Argentina, llamado Mentes Transformadoras, lo que le ha permitido seguir avanzando.

Todo empezó con un sentimiento…

Tras darse cuenta que la universidad solo le iba a dar la parte académica, decidió buscar oportunidades de voluntariado y “empezar a conocer la realidad de mi país y en dónde debería ejercer mi profesión algún día. No se puede hablar de educación sino se conoce el país en el que estás”. Fue así como empezó a juntarse con jóvenes para dar un plato de comida en las noches, pero también para generar vínculos con esas personas. “En Argentina me llama la atención que aunque hay escuelas públicas, muchos al terminar no trabajan por su propio país, no le devuelven un poco de lo que les ha dado”.

En todas estas experiencias conoció gente que le ayudó a ver la vida y el mundo de una manera diferente, pero una persona en particular, un chico llamado Andrés, marcaría un comienzo distinto. “Yo conocí a un chico, tenía 22 años y me contaba que solo tenía lo que llevaba puesto y no tenía dónde bañarse. Fue allí que me di cuenta de la problemática. ¿Cómo puedes sentirte bien si no estás limpio, cómo puedes estudiar, o ir a una entrevista de trabajo?. Algo que puede parecer muy básico, le da dignidad a una persona”.

Así empezó Ducha de Sol, una ducha que Ana, su familia y voluntarios fabrican, con capacidad de calentar hasta 40 litros de agua con la ayuda de la luz solar y materiales reciclables. Hasta ahora se han instalado 8 calefones, lo que se traduce a 45 personas beneficiadas en promedio; personas que ahora cuentan con acceso a agua caliente, de día y de noche.

Aunque hay obstáculos, también hay soluciones…

Desde lo tecnológico, “el hecho de que las casas no tienen red de agua y eso nos dificulta, porque no se puede llenar los tanques, por eso hemos diseñado una bomba”. Otro obstáculo es sin duda las diferencias sociales, “cuesta entrar a los barrios y es difícil que la gente entienda que esto es gratis, hay mucha discriminación y repudio en cuenta a las diferencias de clase. Que la familia te deje entrar es difícil, pero esto implica que tienes que simpatizar con la familia y que no sea asistencialista sino que realmente sea un trabajo en conjunto”.

¡El tiempo dedicado a este proyecto sin duda vale la pena!

“Cuando empecé a trabajar en voluntariados y empecé a atrasarme en la universidad, mucha gente me decía que estaba perdiendo el tiempo, que daba demasiado para lo que recibía, pero gracias a esto tengo las ganas de seguir apostando y entablando conversaciones con personas con poder de cambio”… “Escucharlos decir ‘gracias por pensar en nosotros’, me hace ver que está bien lo que yo estoy haciendo y he aprendido mas que los años en la universidad y en el colegio”.

Además de todos estos aprendizajes que sin duda llenan el alma, Ana también hace hincapié en las nuevas habilidades que ha adquirido, las cuales la han ayudado a tener recursos y a valorar lo que se tiene, cuando se tiene, “me ha ayudado a aprender a resolver problemas con lo que tienes y a valorar cuando sabes lo qué es cuando no lo tienes, porque conoces gente que no lo tiene. Aprender a dar al máximo en un voluntariado, te hace mejor persona y profesional. Es un crecimiento personal muy grande.”

Pero el cambio social no solo se genera en las comunidades con pocos recursos económicos, también los jóvenes de alto poder adquisitivo que colaboran como voluntarios, se transforman así mismos. “Te dicen que por primera vez se sienten útiles, te hace ver lo importante que es romper las barreras sociales”.

Por aquí se empieza, transformando sentimientos y demostrando que los cambios son posibles cuando existe la disposición para hacerlo. Ana empezó con un sentimiento, querer cambiar una realidad a la cual nunca se había enfrentado y caído en cuenta, pero la cual decidió mejorar y transformar en acción.

Y como todas las buenas ideas, tienen un poder de acción muy grande. Ana continua trabajando para que este proyecto genere aún más impacto, junto a su padre y voluntarios, han creado un sistema de cortinas y bombas manuales para llevar tanques que permiten diseñar casas solares. “Cada familia pueden tener el sistema para empezar a hacerlo, es un sistema muy fácil de armar, la idea es que la gente pueda hacerlo ellos mismos, y que las familias enseñen a otras”.

Este proyecto es imparable.

¿Estás list@ para transformar tus buenas intenciones en acción?

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Adriana Cárdenas

Desde mi trabajo como voluntaria ayudo a personas que no tienen acceso al sistema de salud en Nueva York traduciendo de inglés a español y vice versa eventos de salud gratuitos y gestionando actividades de divulgación. A su vez, coordino los medios sociales de la organización a la que sirvo.