Qué tiene que ver el liderazgo con la incomodidad
Nos fascina la palabra liderazgo, entre otras cosas porque liderando somos capaces de sacar lo mejor de las personas. Dirigiendo no siempre pasa esto. Muchos de nosotros en nuestras organizaciones queremos y necesitamos sacar lo mejor de nuestros empleados, voluntarios, colaboradores para poder cumplir con la misión que nos mueve cada día. Sin embargo llegar ahí no es algo que se consiga de un día para otro, tampoco hay atajos. Entonces, ¿qué hacemos?
¿Un líder nace o se hace?
Hay quien lo tiene claro. Robert Steven Kaplan, tras estudiar, enseñar y escribir un buen número de libros sobre liderazgo, muestra en esta entrevista un buen argumento. Según él, decir que naces siendo un líder o no, es como decir que naces delgado o todo lo contrario, que estás en forma o no. Afirmaciones absolutas como si no se pudiese hacer nada para llegar a estar en forma, o para poder adelgazar. Según Kaplan, del mismo modo se puede llegar a ser un mejor líder.
Sus argumentos van más allá, y aquí es donde encontré el razonamiento que no quería dejar de compartirles. Llegar a ser un buen líder implica (como ir al gimnasio o hacer dieta), exponerte a situaciones que te resulten incómodas, que no te gustan, que no te apetecen, por las que tienes esforzarte. Igual que cuando estás cómodamente sentado en tu sofá y sabes que comiste demasiado y que deberías de hacer el esfuerzo de ir al gimnasio, quizás a la sala de pesas a la que nunca entras porque tienes miedo de hacer el ridículo o hacerte daño. Te incomoda solo pensarlo ¿verdad? Sin duda ese es mi caso.
Las 3 cosas que debería hacer un líder para ponerse fuera de su zona de confort
Kaplan menciona tres interesantes puntos:
- Haz un inventorio de ti mismo: tus destrezas, tus faltas, tus debilidades, tus fortalezas. Sin conocerse bien a uno mismo, difícilmente vamos a hacer el propósito de cambiar lo que no funciona.
- Busca la retroalimentación de tus subordinados: Kaplan afirma como todo el mundo tiene sus puntos débiles y los que trabajan contigo conocen los tuyos, solo no pueden creer que tú no los ves. Y es por eso que es importante que te ofrezcan su punto de vista.
- Haz preguntas: y es que se puede pedir retroalimentación, pero quienes trabajan contigo, tienen que estar dispuestos a ofrecerla. Ahí es dónde se complican las cosas. No todo el mundo se atreve a hablar, especialmente cuando tratamos con relaciones de verticalidad. Si como empleado o compañero, cuando has planteado tu forma de ver las cosas en el pasado, en lugar de reconocimiento has recibido hostilidad o la persona se ha puesto a la defensiva, no vas a volver a hacerlo. Es por eso que es tan importante para un líder seguir haciendo preguntas. Generar espacios donde de verdad la gente esté dispuesta a contestar sin miedos.
Con todo esto, como responsable de proyecto, fundador, director o cualquier persona que trabaje con personas... merece la pena que te preguntes si estás dispuest@ a poner el foco en estos tres puntos. La excelencia no se consigue con el miedo al qué pensarán o la estrategia de tapar tus debilidades, sino enfrentándote a ellas y poniéndole ganas a comenzar el cambio por ti, para después transmitirlo y contagiarlo a todos los que te rodean o estás tratando de servir.
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