Los niñ@s que nunca encontraron un hogar también tienen derecho a soñar
¿Alguna vez te has preguntado qué pasa con los niños y niñas que nunca son adoptados? Es una pregunta que pocos nos hacemos pero es la realidad que lamentablemente enfrentan miles de niños y niñas, quienes tras una larga espera, llegan a su mayoría de edad no solo sin un hogar, sino con un vacío emocional, humano y social.
Solo en Colombia, existen alrededor de 80 mil niños bajo la protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), de esta cifra, solo una pequeña cantidad logra el sueño de encontrar una familia. Para el resto, llegar a los 18 años no es motivo de alegría como lo es para muchos jóvenes de su edad. Es una etapa dolorosa y preocupante, pues a partir de ese momento, dejarán de estar bajo la protección del estado.
Muchos además de venir de ambientes de hostilidad, abandono, orfandad, maltrato o explotación, no poseen suficientes habilidades sociales o comunicativas, una profesión o un oficio para vivir solos. Ocasionando que muchos de ellos salgan a engrosar las cifras de delincuencia, grupos de extrema pobreza o sean víctimas de abuso en oficios que van desde la prostitución hasta la explotación laboral informal. Sin duda un panorama nada alentador.
No puedes cambiar tu pasado, pero sí construir tu futuro
Existen personas cuyas ganas por ayudar, van más allá del lamento. Personas como Tanya Manuell, que no solo entienden y empatizan con las realidades que otros viven, deciden actuar. Tanya, llegó a Colombia como docente y voluntaria para colaborar como profesora de arte y gracias a su experiencia y compromiso creó en el 2003 lo que hoy se conoce como la organización Formación d´Futuros una ONG, ubicada en la ciudad de Cali, Colombia que brinda soporte a niños, niñas y jóvenes en condición de adoptabilidad durante y después de esta larga espera.
La fundación cuenta con varios programas que de manera conjunta buscan hacerle frente a la realidad a la que se enfrentarán estos jóvenes. Uno de ellos es el Proyecto Etapa Cero, en el que se brinda educación a jóvenes que están a punto de salir a enfrentar la vida por sí solos, por medio de talleres prácticos que se realizan una vez por semana, por cuatro horas y durante todo un año. El programa cubre, entre otras temáticas:
- Qué implica ser un ciudadano
- Sus derechos y responsabilidades
- Mejorar la autoestima
- Prevención de consumo de sustancias
- Habilidades comunicativas básicas: como escribir una carta, utilizar las redes sociales
- Orientación vocacional: como preparar una hoja de vida (CVs), atender una entrevista
- Cómo los sueños se pueden aterrizar en metas.
Los resultados han sido positivos, tanto así que egresados de dicho programa, ahora imparten estas clases e incluso han sumado un nuevo módulo de aprendizaje, en el que se busca que los jóvenes reciban el acompañamiento que necesitan para sanar sus heridas, maltrato psicológico, abandono, y así fortalecer la seguridad en sí mismos y aprender a construir sus historia de vida sin victimizarse.
Además de este, cuentan con otros programas, como el programa residencial, en donde jóvenes que por diferentes razones no encontraron una familia (edad, enfermedad, etc), son recibidos en la casa de la fundación, en donde reciben alojamiento, auxilio de transporte, educación, alimento, acompañamiento y guía en el proceso de inclusión social.
Para aquellos que por discapacidad motriz o algún tipo de enfermedad les ha sido difícil encontrar empleo, la fundación no los ha olvidado. Actualmente se está trabajando en el desarrollo de un vivero donde se les permita encontrar un empleo, digno y suficiente para cubrir sus necesidades diarias.
Trabajo articulado y en equipo trae buenos resultados
El trabajo de la fundación de forma articulada ha sido clave, gracias a su trabajo con el ICBF, empresas y voluntarios en programas que contribuyen a que el futuro de estos niños y jóvenes sea menos incierto. Sin este tipo de trabajo, como lo expresa Martha Estella Ocampo, Directora de la fundación, los resultados no serían los mismos. Esto nos demuestra una vez más la importancia del trabajo en equipo, con diferentes sectores y personas, de manera articulada y sin reinventar la rueda.
“Debemos aprender a relacionarnos con las empresa privada, pues la empresa tiene sus necesidades, la ONG también y desde ellas buscar los intereses en común para construir en torno a una relación gana gana”, Martha Estella.
¿Quieres colaborar? Así es como puedes hacerlo
Si te apasiona su misión puedes colaborar de diferentes formas, una de ella es ayudando como voluntario, donando a la organización o participando en sus eventos. Si tienes preguntas o quieres conocer más sobre esta organización, puedes contactarlos haciendo clic aquí.
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Desde mi trabajo como voluntaria ayudo a personas que no tienen acceso al sistema de salud en Nueva York traduciendo de inglés a español y vice versa eventos de salud gratuitos y gestionando actividades de divulgación. A su vez, coordino los medios sociales de la organización a la que sirvo.