Objetivo Global 1: Eliminar la pobreza extrema
Recién aprobados los Objetivos Globales para 2030, no está de más dirigir una mirada en profundidad a cada uno de ellos. Comencemos por el primero, que aborda la pobreza extrema.
En primer lugar se debe hacer distinción de pobreza y desigualdad. Los conceptos son diferentes. La pobreza hace referencia al nivel de vida absoluto de una parte de la sociedad (los pobres). La desigualdad hace referencia a los niveles de vida relativos en la sociedad general. Eso quiere decir que un nivel máximo de desigualdad que permite un individuo tener todo, el nivel de pobreza se clasifica como alto. No obstante, un nivel mínimo de desigualdad puede existir tanto con pobreza nula (no hay pobres) como con pobreza máxima (todos son pobres). De esta forma, se define pobreza como la imposibilidad de alcanzar un mínimo nivel de vida.
Los indicadores utilizados para medir el nivel de vida son los ingresos y gastos per cápita de las unidades familiares. Sin embargo, debemos complementarlos con otros indicadores basados en el consumo.
El umbral de la pobreza relacionado al consumo está compuesto por dos elementos: por un lado, el gasto necesario para alimentación y productos de primera necesidad y por otro lado, un gasto adicional variable de costo de inclusión social.
El debate sobre un indicador único de medición de niveles de vida para todos los países es estéril y pueden generar algunas divergencias en los resultados obtenidos. Por esta razón, en el análisis de la pobreza de los países, se utilizan los niveles específicos de cada uno. Asimismo, se establece un umbral (arbitrario) de pobreza universal: 275 y 370 dólares por persona al año.
Una vez determinado el nivel de pobreza, la manera de medirlo es expresar el número de pobres en proporción a la población. Este indicador es denominado índice de recuento. Esta práctica también genera conflictos por desconsiderar los pobres en situación de pobreza extrema, es decir, que están ubicados por debajo del valor establecido. En este caso, se utiliza la brecha de pobreza, una medida usada para calcular la transferencia para elevar el nivel de cada una de esas personas hasta el umbral mínimo de pobreza conocido y de este modo, eliminándola. Al transferir ingresos de una persona pobre a otra que es más, las medidas no cambian. De ahí, se puede concluir que la brecha de pobreza y el índice de recuento de pobreza son independientes del grado de desigualdad entre los pobres.
Los niveles de pobreza extremos en el mundo están localizados en los países de desarrollo y en economías emergentes. En América Latina, entre 2002 y 2005 la tasa de pobreza ha sido reducida en más de 12 millones de personas. Entretanto, sigue siendo muy elevada en la mayor parte de los países. Si tomamos como base los datos de 2006 encontramos: 21% en Argentina, 33% en Brasil y 31,7% en México. En China, los pobres pasaron de 835 millones a 208 millones de personas desde 1981 a 2005. Estos datos sugieren que casi la mitad de los pobres del mundo y casi la mitad de los que se clasifican en los parámetros de pobreza extrema viven en Asia. Los pobres de África componen tan solo una tercera parte de ese número.
Si analizamos la tendencia de los datos anteriores, podemos hacer una proyección de cómo será el nivel de pobreza en los próximos 15 años. Las progresiones presentadas nos indican que el objetivo global de eliminar la pobreza extrema en Asia puede ser sostenible, si se mantiene o si se incrementa el ritmo. No obstante, es necesario hacer una investigación más profunda respecto a la tendencia de reducción de la pobreza en los países de América Latina. Es posible que estos países encuentren dificultades a la hora de ejecutar las acciones propuestas para lograr el reto por cuenta de divergencias (internas y externas) o bien por disponibilidad y gestión de adecuada de recursos que están más allá del consenso. Si bien los países africanos representan la menor parte de la pobreza en el mundo comparados a los demás, se puede intuir que serán los que más tardarán en dejarla.
Referencias Bibliográficas:
BANCO MUNDIAL (1990). Informe sobre el desarrollo mundial. La pobreza, indicadores del desarrollo mundial.
LIVI-BACCI, M. (1995). Pobreza y dinámica demográfica. Revista de Economía Política, Notas de Población 62, pp.115-138.
VÁZQUEZ-BARQUERO, A. (2009). Desarrollo local, una estrategia para tiempos de crisis. Universitas Forum, Vol. 1, Nº 2, Mayo.
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