4 lecciones que aprendí como voluntaria fuera de mi país
Esta entrada es una traducción/adaptación de 4 career lessons I learned while volunteering abroad, escrita por Shannon Yarbrough para Idealist Careers.
He pasado los últimos cinco meses como voluntaria en Camboya y aunque hace poco que llegué a casa y no tengo un trabajo de tiempo completo, eso no quiere decir que no haya ganado nada valioso en mi carrera profesional. La verdad, es exactamente lo contrario: el activo más valioso que estoy trayendo a mi búsqueda de empleo es que ahora tengo una idea mucho más clara de mi misma que antes de irme.
1. Aprendí a (re) definir mis necesidades
Las “necesidades” son multifacéticas y lo comprobé mientras viajaba con lo básico para vivir. Ahora que he regresado a casa después de vivir con una mochila, he aprendido lo poco que en realidad necesito en cuanto a cosas materiales se refiere. He logrado quitarme un peso de encima en mi búsqueda de trabajo ya que vivo mucho más feliz con menos.
Más allá de las necesidades materiales están mis necesidades emocionales. Ahora, responder preguntas como: ¿estoy haciendo algo significativo?, ¿mi vida tiene sentido?, son más fáciles de responder que cuando estaba en casa. Durante el viaje, a menudo, la respuesta fue un sí rotundo! Pero en casa, satisfacer estas necesidades requiere más deliberación y constante monitoreo. Es demasiado fácil adoptar viejos hábitos y ser presa del viejo estrés (incluyendo con esto la típica y vieja descripción de trabajo).
Estoy permitiendo que las lecciones que aprendí transformen la forma en que vivo ahora, como vivir con menos, generar nuevas conexiones, y expresar entusiasmo y gratitud frente a cada oportunidad.
2. Aprendí más sobre mis fortalezas, debilidades e intereses
He perfeccionado mis fortalezas y me he dado cuenta de mis debilidades como nunca antes gracias a que constantemente me vi involucrada en experiencias nuevas como explorar nuevos lugares, aprender Khmer (la lengua oficial de Camboya), enseñar nutrición y ayudar en una granja orgánica. Impartir clases me ayudó a desarrollar mi habilidad para hablar improvisadamente y practicar algunas técnicas en grupo que había aprendido en anteriores experiencias. Detecté cantidad de temas complejos debido a la traumática historia de mi país de acogida, Camboya, incluyendo la seguridad de las mujeres, la pobreza y el genocidio. Hacerle frente a estas problemáticas con mis estudiantes me puso en contacto profundo con la compasión, (mucho más que antes), y me ayudó a darme cuenta de mi gran capacidad y deseo de hacer algo al respecto.
Mis intereses se expandieron también. Además de mi interés sobre la juventud y el empoderamiento de las mujeres, estoy interesada en la promoción del eco-turismo y el derecho de los animales, así como poner fin a la trata de personas. Todos estos temas son los que me encontré durante el viaje y que no había tenido el tiempo de explorar antes.
3. Redescubrí mi hogar
Aunque ayuda el hecho de que mi ciudad natal es Atlanta, (una ciudad en constante cambio), en realidad no importa de dónde eres, al regresar de una experiencia de voluntariado en el extranjero empiezas a ver tu casa de una manera diferente.
Habían algunas actividades que mientras vivía en Atlanta quería hacer pero siempre ya sea por la falta de tiempo o la distancia, jamás hice. Ahora que he regresado desde el otro lado del mundo, no desaprovecho ninguna oportunidades de participar en aquello que me gusta, (después de todo, ¿qué son 45 mins en carro para colaborar como voluntaria haciendo algo que me gusta después de horas en buses durante varios meses?. He descubierto nuevas formas de continuar con los hábitos que desarrollé mientras viajaba, (escribir un diario, tomar fotografías y realizar excursiones), y con la página de Idealist, es más fácil que nunca encontrar diferentes maneras de involucrarse en casa.
4. Estoy (todavía) en transición
Después de completar mi período voluntario de tres meses y viajar durante dos meses de forma independiente, he ganado un sentido de flexibilidad que me ayuda ajustarme de nuevo a mi regreso a casa. En ambas experiencias, mis planes cambiaron (a menudo) debido al lenguaje, los malentendidos culturales y falta de señalización (literalmente). He aprendido a lidiar con los golpes y seguir adelante sin importar el clima.
Al principio pensé que ser voluntaria en el extranjero era una interrupción en mi carrera, pero he regresado dándome cuenta de que no era así. En realidad, era otra forma de explorar mis intereses, entender mis debilidades y desarrollar mis fortalezas, todo como parte de una vida plena. Ser voluntaria fuera de mi país no me llevó directamente a una nueva carrera, ni me ha dado respuestas totalmente claras sobre lo que estoy buscando en mi trabajo. Pero cuanto más reflexiono sobre la experiencia, más me doy cuenta de que el impacto de este viaje será de por vida. ¡Me emociona pensar en lo que está por venir!
¿Tu voluntariado ha cambiado tu perspectiva sobre la vida? Comparte con nosotros tu experiencia comentando esta entrada.
____
Este es un contenido Copyleft (ↄ). Puedes reproducir este y cualquier otro contenido de nuestro blog y compartirlo en diferentes soportes (online, papel, etc.) siempre y cuando cites la fuente, con el enlace a la página principal del propio blog de Idealistas.
Desde mi trabajo como voluntaria ayudo a personas que no tienen acceso al sistema de salud en Nueva York traduciendo de inglés a español y vice versa eventos de salud gratuitos y gestionando actividades de divulgación. A su vez, coordino los medios sociales de la organización a la que sirvo.