Capital social, ¿una vía para un mundo menos desigual?
La semana pasada participé en un curso intensivo sobre capital social, valores y normas de conducta, en el cual se estuvieron presentando los últimos trabajos empíricos sobre esta variable que, a pesar de llevar un poco más de 20 años en el ámbito académico, aún no cuenta con una definición consensuada.
La variable capital social proviene de la sociología y entre muchas de sus definiciones se le puede presentar como aquellas relaciones que se establecen entre individuos y/u organizaciones que pertenecen a una sociedad y que permiten la obtención de un beneficio económico, entendido este como una mejora en el bienestar.
Sumado al hecho de que no se haya podido llegar a un acuerdo sobre el concepto de capital social está la gran cantidad de variables utilizadas para medir su valor. Número de donaciones de sangre, índices de participación en eventos electorales, número de asociaciones existentes, índices de criminalidad entre otras se han utilizado para el cálculo del capital social.
A pesar de estas dificultades lo que si parece estar claro para muchos investigadores es la importancia de la existencia de un alto grado de capital social para el logro del crecimiento económico y mucho más importante aún, para que la riqueza generada se distribuya de manera equitativa y justa.
A lo largo de todo nuestro continente existen ejemplos de cómo la creación de capital social, a través de la organización comunitaria, ha permitido entender la importancia de actuar como uno solo en función de resolver las necesidades comunes y mejorar la calidad de vida colectiva.
Hace unos cuantos años en Venezuela, por ejemplo, una comunidad perteneciente a uno de los barrios más pobres de la ciudad capital se organizó ante el derrumbe de la única escuela del sector, por efecto de las lluvias, para que los niños y jóvenes no perdieran las clases. De esta manera los vecinos prestaron sus casas para que funcionaran como salones y se pudiesen impartir las clases de los turnos de la mañana y la tarde.
De la misma forma una fundación promueve la organización y capacitación de agricultores en la península de Yucatán, México, con la finalidad de que estos presenten proyectos productivos y se conviertan en una red de microempresarios.
En Quito, Ecuador los ciudadanos de los diferente barrios de la ciudad están organizados para denunciar los crímenes ante las autoridades y exigir que estas tomen acciones al respecto.
Podríamos seguir enumerando ejemplos de casos donde la existencia de capital social ha permitido la mejora de la calidad de vida de personas y comunidades enteras. Aunque aún hay mucho camino por andar en estos temas parece que el organizarse y formarse para la acción colectiva es indiscutiblemente una de las vías para un mundo con menos desigualdad y más oportunidades para todos. ¿Te parece que esta puede ser una buena vía? ¿Ventajas? ¿Inconvenientes?
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Socio y fundador de una empresa de consultoría. Entre sus servicios, presta capacitación y apoyo a comunidades organizadas, ONG, organismos gubernamentales y del Estado en la formulación y evaluación de proyectos para el desarrollo. Gran parte de su día se va en el trabajo, también en escribir en un blog sobre proyectos y realizar otras actividades, como compartir con la familia y los amigos.