El pequeño gesto de poner en tu cesta productos de Comercio Justo toma otra dimensión. Los gobiernos están siguiendo ese ejemplo ciudadano llevando hasta sus despachos políticas que ayuden a este movimiento a subir otro escalón. Es la hora de las ‘Ciudades Justas’.
¿Qué es una Ciudad Justa?
Una Ciudad por el Comercio Justo, es aquella que a través de administraciones, empresas, comercios y asociaciones, acerca y fomenta entre sus ciudadanos las prácticas del Comercio Justo, lo que deriva en resultados positivos para los productores y trabajadores de países en vías de desarrollo.
En 2001 la ciudad de Garstang en Inglaterra se convirtió en la primera Ciudad por el Comercio Justo. Hoy más de 600 ciudades en tres continentes han conseguido esta calificación. La mayor concentración se encuentra en Inglaterra pero hay muchas más sobre todo en norte y centro Europa. El sur de Europa lo lidera España, país en el cual, si bien el movimiento está prácticamente empezando, encontramos numerosas ciudades que sin tener el estatus, están trabajando activamente para conseguirlo. Córdoba fue la primera Ciudad Justa Española pero muchas otras como las Islas Baleares, Bilbao o Sevilla aúnan esfuerzos en favor de convertirse en ciudades más justas.
¿Qué convierte a una ciudad en una Ciudad Justa?
Existen múltiples proyectos para la sensibilización y el desarrollo de Comercio Justo en diferentes países pero esencialmente, los criterios que toda ciudad tiene que cumplir para conseguir el estatus de Ciudad Justa, son los siguientes:
1. Las autoridades locales aprueban resoluciones de Comercio Justo a llevar a cabo en el ámbito de trabajo. Esto es, productos adquiridos para oficinas, cafeterías, reuniones, etc. dentro de dichas instituciones.
2. Cafés, restaurantes y comercios de la ciudad tienen que ofrecer una gama de productos de comercio justo (esto puede variar en cada país).
3. Conseguir el compromiso del sector privado, de organizaciones sociales así como de otros organismos (escuelas, universidades, iglesias, etc. ), para hacer uso interno del Comercio Justo siempre que sea posible.
4. Desarrollo de campañas de comunicación y sensibilización a la ciudadanía.
5. Debe existir un grupo de trabajo que coordine y siga todas estas acciones.
Cifras que hablan
La asociación FairTrade-Comercio Justo, ha dado a conocer los datos de consumo de este tipo de productos el pasado año. Nos hablan de un incremento medio global de un 15% respecto del 2008. En países como Australia, Nueva Zelanda y Canadá, este incremento llegó hasta el 50%.
Las cifras hablan no sólo de mayor esperanza y mejora de las condiciones de vida de más productores en países en vías de desarrollo, hablan de conciencias. En un momento económico donde otros sectores están sufriendo los efectos de la crisis, los ciudadanos siguen incrementando su grado de compromiso por el Comercio Justo. El hecho de que los gobiernos estén siendo activos en la promoción de iniciativas como las de las Ciudades Justas, puede ayudar a acelerar el cambio para que sus efectos lleguen cada vez a más y más personas.
Y tú, ¿consumes productos de Comercio Justo? ¿Qué te parecen que las autoridades apoyen estas iniciativas? ¿Conoces otras similares? Cuéntanoslas.
[Esta entrada apareció publicada en la antigua versión de Idealistas; cualquier enlace roto es resultado de haber lanzado una nueva versión de nuestra web en otoño de 2010.]
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