Colaborar para construir más y mejor sustentabilidad
Si hay un caso en el que se demuestra que la unión hace la fuerza ese el Bioplan, o también conocido como Caso Manizales en Colombia, un proyecto en el que voluntarios, municipalidad, organizaciones de la sociedad civil y universidades trabajaron juntas por el desarrollo sustentable de la región.
Las características geográficas de esta zona, la erupción del volcán Arenas en 1985 y la disminución de la actividad económica de esta región, fueron factores que impulsaron la implementación de la Agenda 21, un plan de acción creado por las Naciones Unidas definido por el Consejo Internacional para las Iniciativas Ambientales Locales, como un “proyecto de fortalecimiento de las capacidades de los gobiernos locales y sus comunidades para desarrollar procesos planificados de desarrollo sustentable”.
A este intento de unir esfuerzos para conseguir resultados se sumaron la Universidad Nacional, los comités de participación, en la que ciudadanos afectados y también los interesados formaban parte de la formulación de las medidas ambientales posteriores a la erupción. En estos espacios se entrenaba a los voluntarios para trabajar en las medidas de prevención de riesgos en zonas de alto riesgo en la municipalidad, la estrategia fue evolucionando a de tal medida que los comités de ciudadanos voluntarios inclusive se encargaban de administrar guarderías, territorios municipales y los llamados “Eco-Parques”, que son áreas verdes dentro de zonas urbanas, espacios de la municipalidad o donados a la misma, en donde sólo edificios para recreación y educación para la conservación ecológica del mismo lugar son permitidos
El poder de la actitud
Cambiar la actitud de la comunidad y que pase de ser un espectador o receptor a estar activamente involucrado y apoye a moldear las políticas alrededor del desarrollo sustentable de las comunidades, es uno de los logros de este caso. A pesar de haber escepticismo por parte de del gobierno y la universidad, se deben de crear lazos para fortalecer la relación e impartir capacitación a las comunidades, para así fortalecer el voluntariado, fomentar liderazgo y activar así, la participación ciudadana a través del voluntariado.
A pesar de que el caso de Manizales tiene factores únicos que empujaron a las comunidades voluntarias y a los diferentes actores a implementar el proyecto en diferentes grados, cada comunidad cuenta con factores de riesgo, necesidades de desarrollo social y definitivamente un área geográfica que preservar. Estos factores pueden incentivar a ciudadanos voluntarios. El punto de partida es entonces la participación y organización de los ciudadanos voluntarios para mejorar su entorno y el de sus futuras generación.
En definitiva, esta experiencia nos muestra como la innovación y la creatividad espontánea de las comunidades se presenta como parte de experiencia de vida para sobrevivir ante las adversidades de su entorno, este punto es el comienzo de un voluntariado estratégico hacia el desarrollo sustentable.
Biografía:
Rodrigo Morales es un profesional de sustentabilidad, realizó sus estudios de Desarrollo Sustentable en el Reino Unido, entre sus actividades profesionales, se encuentran la promoción de la Responsabilidad Social Empresarial, la coordinación de proyectos de voluntariado corporativo y apoyo a IAVE y la coordinación de proyectos multisectoriales en las líneas de desarrollo social, educación y preservación de medio ambiente en el área metropolitana de Monterrey.
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