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Cuanto más incierto sea el futuro, más cerca estará el Cambio de Era

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Foto de una autopista de alta velocidad.
Imagen de wirestock - Envato

¿Qué representa el siglo XXI para la humanidad? ¿Estamos ante un Cambio de Era o ante una Era de Cambio? Este aparente juego de palabras encierra una diferencia fundamental que tiene que ver con la naturaleza del cambio: ¿es un cambio que implica la aceleración de ciertas transformaciones que operan bajo una misma lógica o es un cambio estructural, sistémico? Jaqueline Pels, directora del Espacio de Negocios Inclusivos de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella, en Argentina, considera que estamos, en efecto, ante un cambio de era. Y, si bien es un debate aún abierto, hay algunas pistas que permiten vislumbrar los tipos de cambios que están ocurriendo, una de las cuales es típica de los cambios de era: sabemos de dónde venimos, pero no hacia dónde vamos.

Línea del tiempo

Desentrañando el juego de palabras

Pels define un Cambio de Era como un “gran reseteo, en donde todas las estructuras económicas, políticas, legales, tecnológicas, filosóficas, empresariales, individuales, mutan de forma irreversible”. Por el contrario, en una Era de Cambio “hay muchas transformaciones pero no se modifica la naturaleza intrínseca, la cosmovisión y la lógica originaria de las cosas”. En este sentido, la humanidad ya ha atravesado eras de cambio anteriormente. Observar la naturaleza de estos cambios que han ocurrido en la historia puede servir para analizar los cambios del siglo XXI a la luz del concepto de Cambio de Era.

La espiral de tiempo geológica.
La espiral de tiempo geológica. Un vistazo a los Cambios de Era del pasado. Imagen: U. S. Geological Survey

Uno de los grandes Cambios de Era que vivió Occidente fue el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. En ese traspaso, ocurrieron grandes transformaciones en todos los niveles, principalmente el económico, y se inició el proceso que daría inicio a un nuevo modelo de producción, distinto del feudal que había predominado durante la Edad Media; un nuevo modelo político, que más tarde daría origen a los Estados Modernos, y otras grandes modificaciones en las comunicaciones, la tecnología, el transporte, la distribución de la población, y el propio individuo. Nada de eso podría haber sido previsto por un habitante de la Edad Media y, probablemente, tampoco siquiera comprendido.

Así, un Cambio de Era implica necesariamente el surgimiento de nuevas categorías. Dice Pels: “Un Cambio de Era es tan radical que nos resulta difícil imaginar una cosmovisión que desaparece. Requiere de palabras y conceptos nuevos que no remiten a cosas conocidas”. Desde esta perspectiva, el siglo XX en Occidente es un ejemplo de Era de Cambio. “Vimos que la robótica reemplaza a la máquina de vapor, pero el concepto de fábrica sigue vigente. Las ciudades ahora son inteligentes, pero la población sigue concentrada en ellas. El teléfono por cable no va más, pero el teléfono sigue siendo el principal modo de comunicación”. Por esto, una de las preguntas más importantes es si somos capaces de anticipar los cambios que se vienen. Si la respuesta es “no”, probablemente estemos ante un Cambio de Era.

Las transformaciones en la Edad Contemporánea

Según Jaqueline Pels, los cambios se pueden observar en diversos planos. “Por ejemplo, el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética era esencialmente ideológico. La carrera militar, espacial, tenían que ver con demostrar que había un sistema, una ideología superior a la otra. No había intercambio comercial. En cambio, el conflicto entre Estados Unidos y China es esencialmente comercial. Por lo tanto, los criterios de lectura geopolíticos que teníamos en el siglo XX ya no sirven para explicar las dinámicas geopolíticas del siglo XXI”. Pero, además, los cambios que imponen nuevos criterios para el análisis también ocurren con mayor velocidad. Esto ya había sido advertido en el siglo XIX, y, con el paso del tiempo, la velocidad ha ido en aumento.

El historiador Pablo Vagliente señaló la necesidad de ir un paso más atrás y revisar el concepto de capitalismo: “El cambio radical desde la Edad Media hasta hoy fue principalmente en la matriz económica y tuvo que ver con la propiedad privada de los medios de producción, el surgimiento de las fuerzas del capital, el lugar de las fuerzas del trabajo, la distribución desigual de la riqueza. Si no hay un cambio estructural en esa matriz económica, seguiremos trabajando en un concepto de capitalismo que se va modificando pero que no logra un Cambio de Era análogo al que ocurrió de la Edad Media a la Modernidad”.

En este sentido, Vagliente mencionó tres elementos novedosos que podrían sugerir la creación de condiciones de posibilidad para un cambio de era a futuro. “El primero es el establecimiento de una conciencia ecológica masiva, que ya tiene casi medio siglo de existencia. En la actualidad, se manifiesta en la preocupación por el cambio climático y la toma de decisiones nacionales y globales que está horadando las bases históricas del capitalismo y obligándolo a transformarse parcialmente”. El segundo elemento, añadió, es la discusión sobre el patriarcado y su hegemonía, lucha que, si bien tiene más de un siglo de trayectoria, hoy se inscribe en una gran disputa de poder que implica una importante toma de conciencia sobre la modificación de los privilegios. Y el tercer elemento es “la transformación del concepto de dinero y su uso ético, lo cual tiene un fuerte valor diferencial respecto de la producción de sentido sobre el uso del dinero”.

Protesta de jóvenes contra el cambio climático en el marco del movimiento global Viernes por el Futuro (Fridays for Future), en México, año 2019.
Protesta de jóvenes contra el cambio climático en el marco del movimiento global Viernes por el Futuro (Fridays for Future), en México, año 2019.

Hacia un cambio de paradigma

Para Jaqueline Pels, la pandemia no solo evidenció las falencias de un sistema construido a lo largo de 200 años, sino que también actuó como catalizador de procesos que ya estaban en marcha. La palabra cuidado comenzó a aparecer cada vez más en los discursos: se empezó a tomar conciencia de la necesidad de un cuidado colectivo, comenzando por valorar los sistemas de salud públicos. Pero otros conceptos, que ya estaban en la escena pública desde hacía algunas décadas, también adquirieron un mayor impulso: economía circular, negocios inclusivos, responsabilidad social empresarial, innovación e impacto social, bienes públicos globales. La solución parecía estar en esa dirección. Pero, en el fondo, estos conceptos se inscriben dentro de una misma era, ya que no proponen un cambio sistémico, sino solo cambios en el sistema.

Según el filósofo Bernardo Toro, el paradigma hegemónico que gobierna las transacciones humanas es uno basado en el poder, la acumulación y el éxito. Y añadió: “los seres vivos no podemos parar de producir ni de consumir, pero, al mismo tiempo, somos conscientes de la finitud del planeta. Sabemos que no podemos seguir produciendo y consumiendo como hasta ahora. Y no solo bienes y servicios: también ideas y transacciones de todo tipo. Las transacciones depredadoras no tienen futuro en el planeta si queremos subsistir. Pero eso requiere adquirir una visión continua de transformación”. En este sentido, el paradigma de la acumulación, el poder y el éxito es un paradigma depredador.

Citando a Leonardo Boff, Bernardo Toro subraya: “Si no aprendemos a cuidar, perecemos”. “El cuidado asume una doble función: repara daños pasados y previene daños futuros”. Y, a su vez, el cuidado trae aparejado un imperativo ético que exige un nuevo vínculo entre el ser humano y la naturaleza, basado en la sostenibilidad. Por esto, un Cambio de Era requiere avanzar hacia un paradigma basado en el cuidado, que sea el marco que contenga y rija todas las transacciones humanas.

No obstante, en un contexto de emergencia de un nuevo paradigma, el futuro no es claro. Para Jaqueline Pels, asistir a un Cambio de Era es un privilegio, pero también trae grandes incertidumbres. “Las Eras de Cambio implican tiempos históricos, no humanos. La incertidumbre genera angustia, y por eso tendemos a buscar y aferrarnos a lo que vemos como certezas. Pero las certezas nos restringen. Por eso, tenemos que aceptar que hasta que las piezas no se acomoden no vamos a poder ver lo que será. Porque todo cambio de era requiere que seamos capaces de soltar el pasado sin saber dónde está la liana del futuro”.

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