Latinoamérica: la región más desconfiada del mundo. ¿Cómo nos afecta?
Latinoamérica es reconocida por su gente alegre y amable pero también por ser los más desconfiados del mundo. Según el informe sobre “La confianza en América Latina 1995-2015”, sólo un 17% de los latinoamericanos dice que se puede confiar en un tercero. Eso no es todo, a nivel institucional (gobierno), la confianza es muy baja, según una encuesta de 2016 de Ipsos Public Affairs, What Worries the World, "¿Qué le preocupa al Mundo?", la corrupción es el segundo problema que más preocupa a los ciudadanos después de los delitos violentos en países como México y España.
Estos índices de desconfianza no solo afectan la manera en que nos relacionamos con otros, sino como actuamos, o dejamos de hacerlo, como ciudadanos.
A nivel de las ONG, ¿cómo afecta la desconfianza en la región?
- Ciudadanos menos comprometidos - la desconfianza nos pone en jaque y mate. Personas desconfiadas se traduce en ciudadanos menos involucrados con sus comunidades e instituciones públicas, esto incluye a las propias organizaciones sin ánimo de lucro, las cuales pueden llegar a ser vistas por algunos grupos de la sociedad como instituciones poco confiables que se han creado para evadir impuestos u ocultar actividades ilícitas.
- La desigualdad es causa y consecuencia de la falta de confianza - América Latina es hoy considerada la región más desigual del mundo. Los altos índices de corrupción y violencia son algunas de sus causas más relevantes. Como una espiral, entre más desigualdad menos confianza, y entre menos confianza, menos posibilidades de cambio.
- Menos personas pasan a la acción, sobre todo aquellas que han perdido total confianza en el sistema, sienten que sin importar lo que pase, las cosas continuarán igual, por lo que menos personas se juntan con otras para impulsar cambios. Además de la incredulidad, también existe el miedo a denunciar o alzar la voz por las posibles represalias de otros ciudadanos o instituciones.
- Más resistencia a la articulación de sectores - existe resistencia a generar vínculos con empresas privadas y con el gobierno. Según el informe sobre la confianza en América Latina, los latinoamericanos desconfían en promedio 60% en la empresa privada, lo que dificulta la interacción con este tipo de instituciones y por consiguiente, un trabajo articulado.
¿Qué soluciones podemos implementar para aumentar los niveles de confianza?
> Promover iniciativas relacionadas con la economía colaborativa - aunque la confianza es el principal motor en una economía solidaria y es precisamente su escasez el problema, generar espacios que promuevan este tipo de proyectos, diversifica las nuevas posibilidades. No siempre es en línea directa, confianza = economía colaborativa, sino que la economía colaborativa puede ser también el factor que genere un incremento en la confianza dentro de la sociedad/comunidad en donde se desarrolle.
Según un estudio europeo "los servicios de economía colaborativa despiertan una confianza entre desconocidos que alcanza el mismo nivel que existe entre familiares". Aunque en Latinoamérica esto es un gran desafío, poco a poco este tipo de economía ha encontrado un lugar gracias a la tecnología, la cual permite generar vínculos de confianza a través de las experiencias de otras personas al utilizar un servicio. No se trata solo de ahorro sino de experiencias en cadena que generan confianza.
> Fomentar el emprendimiento social - aunque no existe un marco legal en la región que certifique una empresa social, el auge de iniciativas sociales sostenibles es evidente. Estos nuevos proyectos ayudan a desarrollar la confianza, resolviendo problemáticas sociales que directa o indirectamente se relacionan con la desigualdad. Emprender te predispone a relacionarte con otros sectores, entablar conversaciones, fomentar el diálogo en las comunidades e impulsar el empoderamiento. Todos estos esfuerzos benefician el nivel de confianza en la sociedad.
> Empoderando a la ciudadanía - debemos parar la corrupción y la manera más efectiva es permitiendo que sean los propios ciudadanos quienes hagan parte del proceso. Distintas iniciativas de crowdsourcing buscan combatir la corrupción a través de la generación de bancos de información pública a los que ciudadanos y periodistas pueden acceder y contribuir. Este sistema no solo impulsa los índices de confianza al denunciar y exigir de manera segura mejores políticas de transparencia sino que también empodera al ciudadano de pie a medir la gestión de sus ciudades y comunidades.
La falta de confianza en una sociedad es un llamado a la reorientación de nuestros esfuerzos. Todos y cada uno de nosotros podemos aportar por el cambio. ¿Cuál es tu aporte?
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Desde mi trabajo como voluntaria ayudo a personas que no tienen acceso al sistema de salud en Nueva York traduciendo de inglés a español y vice versa eventos de salud gratuitos y gestionando actividades de divulgación. A su vez, coordino los medios sociales de la organización a la que sirvo.