¿Eres de los que ve el vaso medio lleno o medio vacío?
Contrario a lo que muchos pensamos nuestros actos son dominados más por nuestra intuición y no tanto por la razón. Según Tali Sharot, investigadora del optimismo, somos más optimistas de lo que pensamos, tendemos como seres humanos en general a pensar que es mucho más probable que nos sucedan eventos agradables que todo lo contrario.
En otras palabras, el dicho: ‘somos pesimistas por naturaleza‘, no tiene ningún sustento científico. Todo lo contrario, según la teoría de la científica Sharot, somos en realidad ‘optimistas por naturaleza‘. En efecto, el 80% de nosotros somos más optimistas que realistas.
Sharot, no está sola en estos estudios, aunque es la neurocientífica que más ha estudiado el optimismo, Martin Seligman, psicólogo de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, ha realizado estudios que lo han llevado a concluir que los pensamientos negativos son aprendidos, por lo que ser pesimistas, es una actitud que se aprende.
¿Qué tan beneficioso o perjudicial puede llegar a ser el optimismo?
- Se ha demostrado que creer en un futuro mejor nos predispone a estar más sanos, a esforzarnos más, a perseguir metas con mayor perseverancia, a poner más empeño en nuestros proyectos.
- Los optimistas tienden a ser personas más felices, que creen en sí mismos y atribuyen su éxito a su trabajo y esfuerzo.
- Se muestran más comprometidos con su entorno y el medio ambiente. Por lo general poseen estilos de vida más saludables que les permite vivir mejor.
Sin embargo, a pesar de los notables beneficios que se le pueden atribuir al optimismo, existe un problema, las personas muy positivas según la científica Sharot: no están preparadas para enfrentar posibles resultados negativos. Al asumir que todo va a salir bien, la mayoría de las personas optimistas no cuentan con un plan B. Frente a este punto, Sharot argumenta que tener esperanza es importante, pero también ser realistas. Esto permitiría que tengamos metas y trabajemos por ellas pero también nos prepararnos apropiadamente en caso de que las cosas no resulten como lo esperamos.
Un punto interesante en sus estudios es que a pesar de nuestro optimismo innato y nuestro cerebro positivo irracional, no somos tan optimistas cuando se trata de la vida y futuro de otros, de nuestra comunidad o país. ¿Por qué pasa esto?. Sin duda un tema bastante interesante si logramos encontrar la manera de incrementar el optimismo grupal o a nivel comunitario. Quizás el papel del ciudadano y temas como la paz y la guerra cobrarían otro significado.
¿Qué opinión te merece estos estudios?, ¿crees que necesitamos más o menos optimistas?
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Desde mi trabajo como voluntaria ayudo a personas que no tienen acceso al sistema de salud en Nueva York traduciendo de inglés a español y vice versa eventos de salud gratuitos y gestionando actividades de divulgación. A su vez, coordino los medios sociales de la organización a la que sirvo.