La historia detrás de un restaurante inclusivo

"Qué agradecida estoy con la vida. Hoy doy gracias por enseñarme que mientras más difícil es el camino, mayores son las enseñanzas. El salir de tu zona de confort, hace que realmente veas el mundo valorando lo esencial. Mi nombre es Martina, tengo 23 años de edad, me considero una persona amante de la vida". Con esta introducción, Martina comienza a relatarnos cómo logró dar vida a su sueño de crear un restaurante inclusivo.

La motivación inicial

Desde muy pequeña, Martina se involucró constantemente con diferentes formas de labor social. Fue voluntaria en favelas de Brasil y luego en la isla Puna, en Guayaquil. Esto le permitió ver el mundo de una manera diferente y vivir otras realidades. Al culminar sus estudios, empezó a enrolarse en la vida laboral, donde se dio cuenta de que el campo de trabajo para jóvenes con capacidades especiales era muy corto. "Fue algo que siempre llamó a mi corazón. Agradezco la bendición que tuve de estudiar en un colegio inclusivo (Liceo Internacional) que me hizo compartir y amar a todas aquellas maravillosas personas de luz, las cuales se convirtieron en los principales protagonistas de mi sueño: el crear mi propia fundación, para incluirles en la vida laboral".

Desde que tuvo esta idea, su familia le apoyó a pasar de la intención a la acción y hace cuatro años logró materializar su sueño en el restaurante inclusivo La Martina Dolce Hogar.

Historias para inspirar

Las historias y experiencias que se viven el día a día en “ La Martina” son aquellas que inspiran a seguir trabajando por los sueños que tienen cada uno de los chicos que forman parte del equipo. "Para la mayoría de ellos es su primera vez trabajando. El sentirse útiles y servir a los clientes les llena de alegría", comenta Martina.

Un ejemplo es la historia de Alvarito, el primer chico que empezó a trabajar en “ La Martina”. Es muy alegre, amante de la música, el baile y la Coca-Cola. Con mucha valentía, Alvarito empezó, a sus 50 años a trabajar por primera vez. "Día a día daba lo mejor. El momento favorito para Alvarito era el momento de recibir las propinas. Es inexplicable toda la alegría que sentía al recibirlas, pero sobretodo al poder compartir el dinero que ganaba con su trabajo. Después de su primera semana de trabajo, decidió invitar a su familia por primera vez a tomar helados y entregar a su hermana 1 dólar para ayudarle con la gasolina de su auto".

Esta es solo una de las tantas historias detrás de La Martina Dolce Hogar, una propuesta que busca fomentar la inclusión real de personas con discapacidad en el mercado laboral.

Uno de los mayores desafíos que han tenido que enfrentar para sacar adelante esta iniciativa ha sido la mirada poco inclusiva de la sociedad en general hacia las personas con capacidades especiales y el bajo interés demostrado por parte de empresas privadas o el gobierno. "No existe apoyo ni apertura a proyectos nuevos, es lamentable pero todavía existen muchas barreras", agrega Martina.

Un consejo para quienes quieren pasar de la intención a la acción pero no se atreven a dar el paso

Martina nos habla desde su experiencia. Para quienes tenemos una idea pero no sabemos cómo ni cuándo empezar, esto es el consejo que nos da: "La vida va mas allá de lo que los ojos ven. Siempre hay que soñar en grande. Visualizarte en lo alto y empezar con lo que tengas. Estás vivo/a entonces tienes todo para empezar a trabajar por tus sueños. Lo maravilloso, como ser humano, es ayudar al otro a cumplir también su sueño sabiendo que no va a caminar solo, que estamos aquí para caminar juntos. El mundo está lleno de personas maravillosas y todos tenemos siempre algo que agradecer. Agradecer y servir van de la mano con la felicidad".

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