¿Qué hacer cuando pierdes la motivación en el trabajo?
Incluso en el sector social, donde trabajamos movidos por la esperanza de transformar realidades, la motivación puede flaquear. Con el paso del tiempo, las jornadas se llenan de pendientes, los desafíos parecen no terminar y, sin darte cuenta, ese entusiasmo inicial se convierte en rutina.
Es como si avanzaras en piloto automático: te mueves, pero sin esa chispa inicial que te hacía sentir que el esfuerzo de cada día valía la pena.
La buena noticia es que perder motivación no significa perder propósito. La energía puede renovarse y puedes recuperar el entusiasmo si sabes dónde buscar. En esta nota encontrarás prácticas sencillas y poderosas para reconectar con tu “para qué” y darle un nuevo aire a tu trabajo con impacto.
1. Reconecta con tu “para qué”
Cuando el trabajo se vuelve rutinario, es fácil olvidar el propósito que lo sostiene. En medio de informes, reuniones o tareas administrativas, perdemos de vista el impacto que hay detrás de lo que hacemos.
Pregúntate: ¿cómo lo que hago mejora la vida de otras personas o comunidades? ¿Qué nuevas oportunidades se están abriendo gracias a mi contribución? ¿Por qué vale la pena seguir en este camino?
📝 Ejercicio práctico: Escribe tres ejemplos concretos de logros vinculados a lo que haces. Ver evidencia tangible te recordará que tu esfuerzo sí está generando cambios en el mundo.
2. Una acción a la vez
Cuando trabajas en causas como la pobreza, el cambio climático o los derechos humanos, es fácil sentir que los retos son tan grandes que tu aporte nunca será suficiente. Esa percepción de estar ante algo “inabarcable” puede terminar paralizándote.
La clave está en cambiar la mirada: en vez de enfocarte en resolver “todo el problema”, pregúntate qué acción pequeña y concreta puedes dar hoy que te acerque- un poquito más - a la línea de meta.
👉 Generar una nueva alianza.
👉 Enviar una solicitud para un posible financiamiento.
👉 Diseñar una prueba piloto para testear un proyecto.
Cada pequeño paso que das, por sencillo que parezca, rompe la inercia y te devuelve la sensación de estar avanzando, ¡y se convierte en uno de los motores más potentes para recuperar la motivación!
3. Busca inspiración en la comunidad
La motivación rara vez se recupera en solitario. Muchas veces basta con mirar alrededor y ver lo que otras personas están creando para volver a sentir el impulso.
Escuchar experiencias distintas a la tuya, conocer iniciativas en marcha y compartir desafíos puede abrir nuevas perspectivas y recordarte que formas parte de un ecosistema vivo y diverso, donde cada aporte cuenta.
🟨 TIP: Participa en eventos, formaciones o comunidades en línea. Conversar y hacer red con quienes comparten tu causa no solo inspira, también devuelve energía y sentido a tu propio camino profesional y personal.
- Únete a nuestro grupo de LinkedIn para conectar con otras personas del sector de impacto.
- Explora la agenda de eventos de Idealist y encuentra actividades donde inspirarte.
4. Aprende algo nuevo para romper la rutina
Muchas veces lo que llamamos “falta de motivación” es, en realidad, aburrimiento disfrazado: repetir las mismas tareas una y otra vez hasta perder el entusiasmo y sentir que no avanzamos.
La mejor forma de combatir esa monotonía es incorporar aprendizajes que te saquen de lo conocido y te desafíen a mirar tu trabajo desde otro ángulo. No hace falta una nueva carrera universitaria: basta con sumar una herramienta, metodología o habilidad que refresque tu día a día.
- Si gestionas proyectos, explora metodologías como Scrum o teoría del cambio.
- Si trabajas en comunicación, prueba un curso de storytelling o campañas digitales.
- Si tu área es la investigación o la incidencia, experimenta con análisis de datos, visualización en Tableau o Power BI.
- Si te interesa la innovación, explora las posibilidades de la inteligencia artificial (IA).
Aprender algo nuevo no sólo reaviva tu motivación personal, también aporta valor directo a tu equipo y fortalece la causa con la que colaboras.
5. Date permiso para pausar
La falta de motivación no siempre significa que ya no te interese ni guste tu trabajo: muchas veces es un síntoma de agotamiento. Y en el sector social, donde las demandas son altas y los recursos escasos, es común exigirse más de la cuenta.
Si puedes, toma un descanso: unas vacaciones, un día libre o un fin de semana desconectado. Pero si eso no es posible ahora mismo, implementa hábitos simples que te permitan recargar energía, como salir a caminar, dedicar tiempo a un hobby, hacer deporte, compartir una charla sin pantallas con seres queridos.
Tomarte momentos fuera del trabajo no es un lujo: es una necesidad. Hacer una pausa, despejar la mente y descansar el cuerpo es lo que te permitirá sostener tu compromiso y tu energía en el tiempo.
Volver a encontrar sentido
Perder la motivación no significa que tu propósito se haya apagado. Significa que necesitas cuidar la forma en la que lo alimentas: con pausas, aprendizajes, comunidad y pequeñas victorias cotidianas.
La motivación no aparece sola; se construye con acciones concretas y se renueva cada vez que eliges seguir adelante. Y si buscas una manera real de renovar el entusiasmo, explora nuestra plataforma de voluntariado: encontrarás proyectos, iniciativas y comunidades con las que puedes colaborar.
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