Los inicios
Antonio Carrasco es un artesano que vive en la provincia de Napo, en la Amazonía de Ecuador, desde hace un poco más de una década. Durante muchísimos años ha conocido y compartido distintos espacios, momentos y actividades con personas y representantes de las dos comunidades kichwas que se encuentran cerca de su casa.
Un día, de regreso a su casa, ve a un niño que estaba de regreso también y se fija que la bicicleta carecía de tubos, llantas y que sólo andaba sobre los aros. Entonces, Antonio llama a su amigo Juan, con quien logran ubicar el taller y recuperan esta bicicleta.
Ambos quedan muy satisfechos con el resultado. Sin embargo, al darse cuenta de lo que pudieron realizar con tan sólo un pequeño esfuerzo, Antonio decide convocar a sus hijas y amigos más cercanos con la intención de formar un equipo de trabajo con gente comprometida y, así, multiplicar el esfuerzo y gestionar entre todas/os la donación de varias bicicletas que puedan ser entregadas a casi todas/os, las/os niñas/os y jóvenes de la comunidad. Así es como nace una iniciativa con nombre propio…Wawa Bici. Viaja con nosotros en este recorrido:
Las primeras entregas
La campaña de colección para la primera entrega estuvo copada por el apoyo del círculo cercano del equipo: amigas, amigos, familiares, gente conocida, etc. Para este primer esfuerzo, el equipo de Wawa Bici concentró sus esfuerzos en campañas de convocatoria a potenciales donantes de bicicleta, como a personas o colectivos que quieran donar a voluntad recursos económicos que nos ayuden a cubrir los costos de reparación y mantenimiento de las bicicletas recibidas. Como sucede en todos los espacios de este tipo, el primer momento siempre está cargado de una energía especial.
Así pues, nos juntamos con representantes de varios colectivos de la comunidad que se unieron a la causa para organizar un evento especial lleno de actividades. Más allá de la entrega de las bicicletas, Wawa Bici cree mucho en la generación de intercambio cultural, donde compartir es el objetivo principal. Un ganar-ganar.
Ya con mayor motivación y experiencia de lo que implica la gestión de estos caballos de metal, la segunda entrega en la siguiente comunidad tuvo por objetivo el que las/os niñas/os de todo el sector puedan tener una bicicleta y empezar a buscar sinergias, así como nuevas formas de movilización.
Aquí surgen ya algunos retos: ¿será posible gestionar 25 bicicletas sin el apoyo del círculo cercano?, ¿cómo lograr un mayor impacto con la propuesta?, ¿el equipo de voluntarias/os está dispuesto a asumir estas actividades como parte de sus vidas, más allá del evento inicial? Esta y varias otras preguntas nos pusieron a prueba como organización; sin embargo, logramos no sólo cumplir con la meta, sino empezar a identificarnos como grupo, tanto para funcionar logísticamente, así como para fomentar que nuevos talentos quieran seguirse sumando a un objetivo común.
Con respecto al evento de ese día, propusimos una variante interesante: una pequeña escuela de bici, donde las personas más grandes enseñan y dan consejos útiles a los más pequeños sobre cómo montarse a la bicicleta, cómo frenar, dar giros y, sobre todo, empezar a compartir sus bicicletas, ya que siempre será lo ideal que cada persona tenga una pero que, en realidad, necesita compartirse con quienes deben trasladarse a sitios alejados de la comunidad o sólo por diversión (ir al río, ir a dar una vuelta por el sendero, ayudar a cargar cosas desde el bosque cercano, entre otras actividades. Así, en esta comunidad, ya empieza a tomar forma real qué metodología es que Wawa Bici quiere usar en sus entregas: compartir, entregar las bicicletas, aprender, y dejar un mensaje integral durante toda la jornada, que nos sirva para darle continuidad en el resto de visitas que se darán a futuro. El uso compartido y comunal de un instrumento útil para todas/os.
Una ambiciosa meta
A partir de esta entrega, los miembros de Wawa Bici acuerdan una ambiciosa meta: llegar al menos a las 10 comunidades que se encuentran cerca del sector (distancia de 20 kilómetros aproximadamente), lograr 1000 bicicletas gestionadas a familias kichwas y consolidar una red colaborativa que se encargue de velar por que todas las bicicletas se mantengan en óptimas condiciones en el tiempo.
Para esto tuvimos que ejecutar una logística maratónica, donde recibimos bicicletas donadas de varias partes del país y se tuvo el apoyo de algunos colectivos tanto desde la parte económica como dando soporte en sitio, lo que nos permitió arreglar las bicicletas a tiempo antes de la entrega.
Ya no es sólo Wawa Bici, sino que empieza a ser una red colaborativa de gente activándose desde sus espacios y compartiendo sus saberes y conocimientos también. Entonces, el 20 de febrero 2021, solicitamos la participación activa de Carishina en bici, colectivo de ciclismo urbano de la ciudad de Quito, compuesto sólo por mujeres, con más de 11 años de recorrido, quienes conocen muchísimo sobre mecánica de bicicletas y que, a través de su metodología propia, incentivan, capacitan y acompañan a mujeres (principalmente) en el proceso de inicio del uso de la bicicleta.
Así pues, su rol en esta entrega fue la de capacitadoras para que niños/as y adolescentes tengan conocimientos básicos sobre cómo tratar a sus nuevos transportes y, así, empiecen a experimentar, con seguridad, cómo es andar en una bicicleta.
Wawa Bici: un proceso sólido
El financiamiento para la compostura de las bicicletas donadas empieza a tener algunos problemas, ya que las fuentes de ingreso de la organización empiezan a reducir el flujo debido a la crisis en la que nos encontramos por lo que hacemos una convocatoria por redes: “¿Quieres ayudar a Wawa Bici, pero no puedes donar una bicicleta, ni tampoco dinero? Es tu oportunidad de darnos tus manos y tu tiempo”.
Así nace un proceso de colaboración en el que Carlos Tacuri, mecánico y referente ciudadano del mundo de la bicicleta en Quito, da un curso gratuito de mecánica de bicicletas a quienes quieran colaborar en la reparación de las bicicletas. El curso recibe también el apoyo de la Pizzería La Cleta, lugar icónico de la ciudad de Quito, donde se realiza esta jornada de colaboración.
Al final del día obtuvimos resultados maravillosos de este proceso: i) se conformó una red de gente interesada en brindar su soporte continuo a la compostura de bicicletas con la participaron 10 voluntarias/os; y, ii) Luego de 6 horas de taller se lograron reparar 22 bicicletas que formaba parte de la donación gestionada.
El bici-emprendimiento
Aprovechando parte del lote de bicicletas nuevas que se acabaron de donar, se abre un nuevo capítulo para la Organización Wawa Bici: apoyar el nacimiento de un bici-emprendimiento donde el grupo de jóvenes liderarán un proceso innovador de turismo comunitario sobre ruedas, en las inmediaciones de la comunidad, para generar recursos económicos a través del uso de la bicicleta.
Wawa Bici busca apoyar al grupo de jóvenes para que asistan y aprueben un curso formal de mecánica de bicicletas, bioseguridad en la vía y la generación de una propuesta formal de turismo. Así mismo, se logra comprometer a personas y colectivos de la red de apoyo (Carishina en bici, Amazonía Unida, Carlos Tacuri, Fullbiciman, entre otros) a que nos acompañen y sean parte del soporten a este proceso en el corto y mediano plazo, a través de la facilitación de cursos de capacitación formal en distintos ámbitos, así como en los talleres de ciclismo.
Este proceso se encuentra en plena ejecución en este momento. Esperamos compartirles muy pronto el resultado de las primeras actividades al final del primer ciclo de capacitaciones (y una vez superada la etapa más fuerte del confinamiento en Ecuador, a causa de la pandemia por el COViD-19), a mediados del mes de agosto 2021.
Si quisieras ponerte en contacto con WawaBici para donar una bici, apoyar de otra manera su causa o conocer con más detalle sobre esta iniciativa, puedes hacerlo a través de la información de contacto aquí.
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